sábado, 11 de julio de 2009

Creacion Continua

El surgimiento de un cosmos propicio para la vida requiere de una “sensibilidad especial en el ajuste fino” de las condiciones iníciales y las características de la materia en el instante inicial del Universo. Por ejemplo si la gravedad hubiera sido tan sólo una diminuta fracción más débil de lo que es, la fuerza de expansión habría sido dominante, y no habrían podido existir ni las galaxias ni las estrellas ni los seres humanos, lo mismo se dice del tamaño y la edad del Universo y la aparición de los átomos de carbono tan importantes para la vida.
Esta historia del Universo, tal como es referida por las ciencias contemporáneas, pude ser entendida como la forma elegida por Dios para crear. El Creador es concebido entonces como un Dios que no sólo influye en el proceso a través de sus leyes y condiciones iníciales, sino también a través de su compromiso con dicho proceso en todo punto de la relación. Tal creación continua habilita al Universo para existir y desplegarse. La incesante actividad creadora de Dios hace posible que la vida surja y evolucione a través del proceso de la selección natural.

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